Las siguientes líneas son el
resultado de una serie de reflexiones
en torno a mi actividad como docente
hechas durante la primera unidad de la especialidad en Competencias Docentes para la Educación Media Superior.
Voy a tratar de realizar una
gran retrospectiva profunda de ¿cómo y porque estoy parado en un salón de
clases después de doce años?
Mi profesión es Licenciado
en Economía, titulado de la UADY, la máxima casa de estudios de Yucatán, cuando
termine mi licenciatura mi meta era ser investigador en el área de Economía y
Finanzas, empecé a estudiar mi Maestría becado por el Conacyt; pero
desgraciadamente se perdió la excelencia académica de la maestría y la deje de
cursar. Nunca me imaginé ser docente a
nivel medio superior y mucho menos estar parado frente a un grupo de alumnos.
Cabe mencionar que mi padre es licenciado y docente, y en algunas ocasiones lo
suplí en las escuelas donde laboraba y la verdad, no me gustaba.
Mi confrontación surge
cuando estando trabajando en una empresa en la cual laboraba todo el día y con
poco salario; recibo la oportunidad de ingresar a trabajar en un COBAY, recibí
una propuesta por el director del plantel en ese entonces ya que él conocía mi
perfil y decidí intentarlo. En un principio realicé actividades de carácter
administrativo (en la biblioteca, en donde realice un programa para llevar el
control de préstamos de libros), pero en menos de dos años y por necesidad
institucional empecé a dar clases de informática y capacitación. Debo ser
sincero y comentar que en un inicio me asuste, me entró pánico, me dio miedo,
le dije al director que me sentía incapaz ya que no tenía la preparación
profesional adecuada para transmitir conocimientos a alumnos; pero me dije: hay
que intentarlo.
Con el paso de los días, mi
vivencia con la docencia empezó a ser algo nuevo para mí, empecé a buscar
estrategias y métodos para llevar a cabo mis clases. Tropecé y me tropezaba con
obstáculos, pero me levantaba y seguía; ahora amo mi trabajo y me identifico
con los alumnos. Encuentro maravilloso que lo que hacemos en el aula pueda ser
capaz de transformar la conducta, las acciones y las perspectivas de vida de un
adolescente. Me gusta formar alumnos seguros, confiados en sus propios
recursos, hacer que se sientan útiles en el grupo social del que forman parte.
Disfruto realizar las
actividades con los alumnos en el interior del aula, planearlas y darme cuenta
de que funcionan cuando las aplico, es un poco desesperante cuando esto no
ocurre así, pero casi siempre encontramos recursos para salir adelante.
Hay veces que me desanimo
mucho cuando los alumnos no muestran el interés de aprender y se ponen a
platicar en clase, hacen tarea de otra materias o no entran, pero cuando veo
que hay algunos alumnos que muestran su disposición e interés en lo que les
estoy enseñando, sigo adelante porque me gusta dar clases, compartir lo que se,
aprender nuevas cosas e intercambiar puntos de vista con los alumnos.
Día a día aprendo de mis
compañeros, de mis aciertos y mis errores. Como plantearía Freire. “Es que el
enseñar no existe sin el aprender… quien enseña aprende porque reconoce un
conocimiento antes aprendido…el educador aprende primero a enseñar, pero
también aprende a enseñar al enseñar algo que es reaprendido por estar siendo
enseñado…la responsabilidad ética, política y profesional del educador le
impone el deber de prepararse, de capacitarse…estudiar es en primer lugar un
quehacer crítico, creado, recreador.”
Un día de clase
comienza así: inicio con un saludo y el pase de lista, luego identifico el tema que vamos a aprender,
realizó preguntas sobre el tema ¿de qué se va a tratar? para crear inquietud y
el descubrir los valores que ellos
necesitan aprender; otras preguntas son
¿cómo la van a aplicar en su vida cotidiana? ¿Para qué servirá aprender el tema? Considero que al
alumno hay que motivarlos por lo que van aprender de esta manera obtendrán dicho conocimiento con mayor
facilidad.
Posteriormente, le
solicito un esquema grafico para rescatar las ideas principales del tema y continúo,
con actividades prácticas o demostrativas, que me permitirán aterrizar en lo
práctico lo aprendido, y posteriormente,
realizo el cierre, en donde busco que los alumnos reflexionen sobre la
importancia del tema y de lo que ellos creen y
piensan.
La evaluación del
producto obtenido así como de las actividades realizadas, se guarda en el
portafolio de evidencias. Con estas actividades pretendo que los alumnos
construyan sus conocimientos, desarrollen sus habilidades y destrezas y que
mejoren sus actitudes como personas a través de
aprendizajes significativos que les permita en el futuro desempeñarse de manera competente
en el ámbito profesional.
Los motivos de satisfacción
que me ha dado el ser profesor de educación media superior son innumerables,
mencionaré solamente el hecho de que gracias a ella he tenido la oportunidad de
realizarme como persona, como profesionista y como padre de familia.
Para concluir hago referencia a lo que menciona el Mtro. José Esteve es ser
maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudar a nuestros
alumnos a comprenderse a sí mismos y a
entender el mundo que les rodea, por eso: ser maestro es una vocación no una obligación.
Con esto acabo mi
retrospectiva o mejor dicho: Mi
confrontación con la docencia.
Lic. Sergio Lizama Estrada
Id de skype: slizama70